Afganistán: un desastre complejo

Un repaso del origen histórico, los profundos motivos y la actualidad del conflicto a un año de la vuelta al poder de los talibanes.

A poco más de un año del retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán y del retorno de los talibanes al poder, podemos afirmar muchas cosas, sobre todo la existencia de graves retrocesos en cuanto a la protección y el respeto por los derechos humanos, siendo especialmente afectadas las mujeres y las niñas afganas, así como también quienes colaboraron con el anterior gobierno. 

Más allá de hacer foco en estas cuestiones, que desde mi punto de vista son las más importantes, la idea de este texto será hacer un breve repaso y análisis del contexto histórico de Afganistán, además de enumerar algunos de los componentes que han generado este desastre humanitario y que no suelen aparecer en la prensa, con el objetivo de poder comprender un poco más qué es lo que sucede realmente.

Generalmente este tipo de desastres humanitarios, plagados de violencia y de falta de protección absoluta de los derechos humanos, surgen dentro de lo que solemos denominar como estados fallidos. Este concepto, se refiere a estados que por falta de efectividad en su gestión no logra ofrecer los servicios básicos, proteger a sus ciudadanos, mantener el orden y el control dentro de su propio territorio. 

El caso de Afganistán es uno de estos tantos estados fallidos en los que generalmente se combinan, entre otras cosas, grandes diferencias y rivalidades étnicas, problemas económicos graves, corrupción e intervenciones extranjeras poco felices. 

Sin dudas esta última cuestión, la de las intervenciones extranjeras (y no sólo hablamos de EEUU), ha sido un elemento clave en el conflicto afgano, pero ni de cerca el único responsable de generar este desastre humanitario como muchas veces se piensa.  

Orígenes del conflicto: historia, diferentes etnias y actores internos.

Para sostener el concepto anterior, comenzaré diciéndoles que prácticamente nunca Afganistán ha dejado de estar en guerra, ya sea en un estado de pseudo guerra civil, en guerra civil propiamente dicha o en guerra debido a intervenciones e injerencia extranjera.

El conflicto afgano se puede definir por sobre todas las cosas como uno étnico, lingüístico y religioso, que agrega también grandes diferencias entre las minorías urbanas mas moderadas y las mayorías rurales más radicales, además de las ya comentadas intervenciones externas. 

Este cumulo de motivos han generado un caldo de cultivo que se ha vuelto ingobernable, un estado sin capacidad de mantener el orden y un permanente contexto de conflicto interno. De hecho, los únicos momentos en donde los afganos se han unido generando así algunas señales de existencia de una nación afgana ha sido para luchar contra potencias extranjeras.

A nivel económico, Afganistán está lejos de ser uno de los países más ricos de Asia central, si bien cuenta con petróleo y algunos metales raros muy valorados no lo hace en cantidades importantes y debido a todo este contexto ha sido prácticamente imposible su explotación. Es un país más bien agrícola, donde en su momento el azafrán ha sido uno de los productos con mayor valor que han logrado exportar. Por otra parte, debemos decir que el país es uno de los principales (sino el principal) productor y exportador (ilegalmente) de opio del mundo y por eso también es considerado como un “narco estado”. 

A nivel geopolítico si es posible justificar una importancia en cuanto a la ubicación de su territorio, rodeado de importantes actores regionales, como Irán, Pakistán e India y de escala mundial como lo son China y Rusia. Por ejemplo, en el siglo XIX es escenario de conflicto debido a que ofició como “tapón” entre el imperio Británico y el imperio Zarista.

Todas estas cuestiones, como ya les he adelantado, son importantes y tienen su cuota de injerencia en el conflicto. Pero sin lugar a dudas, lo más interesante, complejo y de lo que menos se habla en los medios de comunicación, es de las diferencias y rivalidades étnicas o tribales que existen y han existido desde siempre en el territorio de lo que hoy consideramos Afganistán. 

Diferentes etnias afganas:

Según los censos que existen, podemos decir que en la actualidad la sociedad afgana está conformada por las siguientes etnias: 

Pastún – 35/40% (durrani y ghilzai, entre otros)

Tayikos – 30/35%

Hazaras – 10%

Uzbekos – 9/10%

Nuristanos – 2%

Baluchi – 1/2%

Aimak – 1%

Otros – 5% 

1747 es el año en el que se funda sobre el papel el estado-nación Afganistán, el mismo, nace como un proyecto pastún, etnia que siempre ha gobernado el país salvo muy escasas ocaciones. Antes de esto, una parte del territorio eran persas y otra parte decanatos musulmanes independientes. Podemos sostener que este estado pastún surge de algún modo en contra de los persas. 

Los pastún durrani (una de las tribus dentro de la etnia) son los más urbanistas y cultos dentro de los pastún, por eso son los que han generalmente ostentado el poder, los más proclives a hacer arreglos con potencias extranjeras y los mas diplomáticos. 

En cambio, los pastún ghilzai son más enfáticos en cuanto a su odio hacia los persas, mas rurales, analfabetos y conflictivos. De esta tribu han surgido la mayoría de los lideres talibanes. 

Ambos (durrani y ghilzai) son sunitas y hablan pastún, siendo un pueblo muy antiguo y la minoría más grande dentro de la sociedad afgana. 

Hago un pequeño paréntesis aquí, ya que ingresamos en la cuestión religiosa, para explicar que existen dos grandes tipos de musulmanes: los sunitas y los chiitas. Brevemente podríamos decir que la división se remonta al año 632 y la muerte del profeta Mahoma (sin descendencia masculina), que derivó en una pugna por el derecho a liderar a los musulmanes que continua hasta el día de hoy.

Los sunitas son mayoría entre los musulmanes (entre el 86% y el 90%) y se ven a ellos mismos como la rama más tradicional y ortodoxa del Islam. El nombre de sunitas proviene de la Sunna, la colección de enseñanzas, dichos y actos atribuidos al profeta Mahoma y que han sido transmitidos de forma oral a lo largo de los siglos.

Los chiitas constituyen cerca del 10% de los musulmanes, tienen una jerarquía de clérigos que defienden una interpretación más abierta de los textos islámicos.

Esta rama de la religión nació como una facción política liderada por Alí, primo y yerno de Mahoma. Alí murió asesinado durante las guerras de poder que se desataron después de la muerte del profeta y a sus hijos (Hassan y Hussein) también se les negó el derecho de sucesión. Desde entonces, los chiitas reclaman su papel como líderes del Islam por ser los descendientes de la familia del profeta.

En diversos países del mundo musulmán se dan territorios compartidos (sobre todo con mayorías sunitas y minorías chiitas), pero la representación del conflicto se ve perfectamente reflejada en la relación entre Arabia Saudita (monarquía sunni) e Irán (representante y gran defensor de los chiitas), ambas potencias regionales y cada una representando una de estas grandes ramas del Islam. 

Continuando ahora sí con el entramado afgano, debemos señalar que en la zona mas hacía el norte del país aparecen los denominados tayikos. Estos hablan persa, aunque son sunitas y se consideran ellos mismos de algún modo superiores a los pastún, debido a que hablan una lengua que puede ser considerada superior culturalmente. 

Ambos (pastún y tayicos) odian a los hazara. Estos, surgen sobre todo al centro del territorio afgano, son de aspecto mongol, hablan persa o dialectos similares al persa, son en su mayoría chiítas y extremadamente pobres.

Un poco más al norte también están los Uzbekos, son una etnia turcomana y hablan una lengua del mismo origen, aunque son sunitas.

Por último (dentro de este breve repaso, ya que existen más etnias), al noreste están los nuristanos. Se dice que estos son los “realmente” afganos, los más antiguos del lugar y los mismos en su origen no eran ni siquiera musulmanes.

Repaso histórico de acontecimientos:

Ya introducidas las principales etnias que conviven en territorio afgano, pasaremos a repasar los acontecimientos históricos posteriores a la ya comentada conformación de Afganistán en el año 1747. 

Si bien Afganistán nunca fue colonia, es preciso comenzar destacando que entre 1879 y 1919 se da un período de protectorado británico. En este contexto de protectorado, entre 1880 y 1901 gobierna el denominado “Emir de hierro», Abdur Rahman. 

Hay quienes marcan esta fecha como el real comienzo del estado afgano y surge entre el dominio británico y el zarista, considerándoselo (a Abdur Rahman) como un líder muy duro en lo interno y muy débil en lo externo. 

El Emir de Hierro intenta unificar al pueblo afgano (sobre todo tratando de unir a los pastún y los tayikos) declarando la yihad (la guerra) contra los hazara. También, aplica como estrategia una política de migraciones forzadas dentro del propio territorio afgano que ha sido causante de muchos conflictos hasta la actualidad. Lo que hacía, era darle tierras de otras etnias a los pastún ghilzai para tenerlos contentos y como aliados más allá de la yihad contra los hazaras, además que de paso lograba debilitarlos en los territorios pastún del sur obteniendo un mejor dominio durrani.   

En 1893 se da un hecho muy importante que es el trazado de la denominada línea Durand, que oficia como frontera con el actual Pakistán (en su momento la India británica), quedando del lado pakistaní algunos territorios que formaban parte del primer proyecto afgano de estado-nación. Es una zona tradicionalmente pastún, muy difícil de controlar y gobernar, que Afganistán reclama hasta el día de hoy y que ha sido foco de conflicto en las relaciones con su vecino Pakistán.  

A partir de 1919, con el fin del protectorado británico, surge un contexto de guerra civil explícita debido a las disputas por realizar una posible secularización estatal y por el hecho de que se da una de las dos excepciones en las que Afganistán es gobernada por un tayiko, contexto que dura hasta 1933.

Es luego de 1933 y hasta 1973 que podemos reconocer algo así como un periodo “dorado” en el que probablemente se estuvo mas cerca de conformar un estado-nación bajo la monarquía de Zahir Shah (pastún durrani). Durante 30 de estos 40 años el país funcionó relativamente bien, siendo capaz de mantener buenas relaciones con todas las etnias, incluso con los hazaras. En este período hazaras llegaron a ser coroneles en el ejercito afgano, profesores de Universidad o hasta ministros. La relación en cambio fue un poco peor con los uzbekos, probablemente por temas lingüísticos. 

El monarca impulsaba la secularización y aprobó una constitución en 1964 de corte liberal-democrática muy moderna para la época y sobre todo para la realidad afgana. Es posible analizar que esta última cuestión, la de intentar democratizar y liberalizar Afganistán, fue uno de los errores más grandes de Zahir Shah, ya que no se cumplían en la sociedad afgana determinadas condiciones necesarias para que pueda funcionar una democracia. El monarca abrió la puerta a que surgieran partidos radicales de todo tipo e incluso algunos anti sistema que terminarían complicando las cosas. 

En 1973 termina el gobierno de Zahir Shah con el mismo exiliado en Roma, su sucesor estuvo 5 años en el gobierno y terminó siendo asesinado en 1978. 

A partir del surgimiento de todos estos partidos radicales, se conforma nuevamente un estado ingobernable, con posiciones radicalizadas completamente y un conflicto sobre todo entre el mundo rural mas conservador (creyentes radicales) y el urbano mas proclive a la secularización (creyentes moderados y hasta no creyentes). La URSS detecta que la situación se está escapando de las manos y decide intervenir ya que Afganistán en ese momento (contexto de guerra fría) era un pseudo satélite soviético. 

En 1979 se da esta intervención soviética que duró una década y en la cual podemos decir que las diferentes etnias afganas se unieron para hacerle frente surgiendo allí los denominados muyahidines. 

Dentro de este periodo existe una gran injerencia también de potencias regionales (Irán, Arabia Saudita y Pakistán) y de EEUU financiando a las diferentes milicias anti soviéticas. Finalmente en 1989 se retiran los soviéticos quedando de todos modos un gobierno afín a la URSS durante los tres años siguientes. 

A partir de 1992, comienza nuevamente una durísima guerra civil con resultados nefastos para el estado y la sociedad afgana. En este contexto de estado fallido y violencia generalizada dentro del país, es que surgen tanto los talibanes como los denominados señores de la guerra, aprovechando y ocupando esos vacíos de poder, escasa autoridad e imperiosa necesidad de que alguien pusiera orden. 

Los señores de la guerra aparecen en regiones donde el estado es absolutamente fallido, sobre todo al norte del país, ocupando el lugar del mismo e imponiendo el orden de una forma muy radical. Se puede decir que conforman pseudo estados en estas regiones, hay dos grandes líderes, uno tayico (Ismail Khan) y otro uzbeco (Rashid Dostum), con ejércitos perfectamente acondicionados y entrenados de entre 20 mil y 40 mil hombres. No estaban en contra el gobierno de Kabul, hasta entregaban una parte de los impuestos que cobraban en sus territorios. Ambos llegaron a ser políticos, ministro Ismail Khan y vice presidente Rashid Dostum. Estos señores de la guerra son anti talibanes.

Por otra parte, los talibanes surgen en las zonas pastún de la frontera con Pakistán (zona conflictiva cercana a la línea Durand) y son en un 90% de esa misma etnia, liderados en ese momento por un pastún ghilzai, el Mulá Omar. En su origen, son impulsados y generados por Pakistán, haciéndolo como un actor transnacional, son musulmanes anti chiitas, super ortodoxos y muy radicales en su interpretación de la sharia (ley islámica). 

Debido al contexto de extrema guerra civil y de control poco efectivo por parte del gobierno de Kabul, la gente hasta pide que lleguen al poder por las atrocidades que estaban sucediendo, Afganistan era tierra de nadie. 

Entre 1994 y 1996 comienzan a conquistar el país empezando por el sur, siguiendo por Kabul, hasta que en 1997 son derrotados en el norte por el ejercito de Rashid Dostum (señor de la guerra uzbeko). En 1998 logran derrotarlo finalmente, en ambas ocasiones (1997 y 1998) con masacres terribles, violaciones masivas y todas las atrocidades que podamos imaginar por parte de ambos bandos. 

A partir de aquí y hasta el 11-S los talibanes gobiernan el país, aunque nunca fueron reconocidos por la sociedad internacional, salvo mínimas excepciones. 

Actores externos, intervenciones e injerencias: 

Como ya detallamos anteriormente, hubo un amplio período de protectorado británico entre 1879 y 1919 en dónde se traza la línea Durand (motivo de grandes conflictos con Pakistán) y una intervención directa por parte de la URSS durante una década entre 1979 y 1989. 

Además de estos actores, debemos señalar la intervención de EEUU a partir del 11-S, los intereses de India y China (como potencias de escala global situadas en la región) y sobre todo la participación de potencias regionales como Irán, Arabia Saudita y su vecino y principal actor, Pakistán. 

Afganistán está de algún modo rodeado de “enemigos” (Irán y Pakistán), aunque es verdad que estos roles (los de amigo y enemigo) han cambiado constantemente en la historia del conflicto afgano.

Con Pakistán existe la cuestión ya detallada sobre la frontera trazada durante la intervención británica y la gran conflictividad que esto ha generado. Los pastún viven justo en esa zona y la etnia convive en ambos lados del territorio.

Los talibán surgen en Pakistán (en esta zona cercana a la línea Durand) y son en principio financiados por este, llegando incluso a pagar los sueldos de los funcionarios mientras los mismos gobernaban entre 1996 y 1998. Luego hasta le declaran la guerra al propio estado pakistaní.

Pakistán intenta tener siempre control sobre Afganistán porque este último suele reclamar constantemente los temas de la comentada frontera. También, con motivo del conflicto de larga data y el temor de intervención por parte de India, ya que en ese caso, el único lugar que tendría para refugiarse Pakistán sería en Afganistán.

Por otra parte tenemos a Irán, potencia regional, uno de los pocos países con mayoría de chiitas y que se ha autoproclamado como el protector de los mismos.  

En Afganistán los hazaras son chiítas en su mayoría, entonces ahí entra Irán, más allá del interés como potencia regional y el conflicto con Arabia Saudita. Estuvo a punto de declararle la guerra al gobierno talibán en su momento, ya que existe una enemistad entre ambos.

Como ya sabemos, EEUU y Arabia Saudita son aliados estratégicos y grandes socios comerciales desde el final de la II Guerra Mundial, cuando el presidente Roosevelt se comprometió con el rey Abdulaziz bin Saud, a proteger al régimen a cambio de su papel moderador en los mercados internacionales del petróleo. Además, Arabia Saudita ostenta de algún modo el liderazgo de los musulmanes sunitas y es clave para EEUU en los intentos por hacer frente a los intereses iraníes en la región. 

Osama bin Laden, Arabia Saudita y EEUU: primero aliados, después enemigos.

La situación del tan conocido por todos Osama bin Laden, merece un párrafo aparte dentro de este recorrido. Millonario de origen saudí y un musulmán extremadamente devoto que entra en esta historia durante la ocupación soviética en Afganistán. Lo hace de la mano de los servicios secretos de EEUU, Arabia Saudita y también Pakistán, quienes financiaban en este contexto de guerra fría a los ejércitos muyahidines anti soviéticos con el objetivo de expulsar a estos últimos del territorio afgano.  

El divorcio entre EEUU, Arabia Saudita y Osama bin Laden se da a partir de los sucesos posteriores a la invasión de Kuwait por parte de Irak. En ese contexto, EEUU organiza una coalición internacional para expulsar por la fuerza a Irak en la que se suma inmediatamente Arabia Saudita y hasta permite la llegada de miles de soldados occidentales a su territorio. Esto fue considerado no sólo por bin Laden, sino también por la ultraconservadora sociedad saudí, como un sacrilegio sin precedentes, trasformándose este (bin Laden) de algún modo en el referente de esta voz disidente. 

A partir de allí, reclutando veteranos afganos y jóvenes militantes del fundamentalismo sunní, conformo su propia organización armada transnacional, Al Qaeda.  

Como ya he comentado, EEUU había participado en la expulsión de la URSS de territorio afgano mediante financiación a milicias muyahidines y sin poner un pie en el territorio. En 1993 se da el primer atentado terrorista contra las Torres Gemelas mientras EEUU ya no financiaba a quienes estaban en el gobierno en Kabul y si bien el atentado no fue perpetuado directamente por Al Qaeda, se sabe que la organización de algún modo estuvo involucrada en el mismo. 

Dentro de este contexto, para Washington resultó algo positivo que los talibanes accedieran al control de Afganistán en 1996, ya que se veía como un medio para que alguien pusiera orden en el país sin tener que desembolsar un solo dólar. 

Mientras tanto, Osama bin Laden (que ya era perseguido por EEUU y Arabia Saudita) entra en suelo afgano para intentar esconderse, aunque su relación con los talibanes no era para nada buena en un comienzo. 

Así, EEUU (gobierno de Bill Clinton) y el movimiento talibán negociaban un pacto mediante el cual estos últimos entregarían a bin Laden a cambio del reconocimiento internacional por parte de EEUU. 

Esto no se llega a concretar porque en un contexto de campaña electoral en el país norteamericano comienzan a surgir manifestaciones de diversos grupos como defensores de los derechos humanos, feministas y actores de Hollywood dando a conocer la situación de las mujeres y los homosexuales bajo el control talibán en Afganistán. 

A partir de este suceso, se rompe la relación y en ese momento es cuando los talibanes y Osama bin Laden se unen y cierran filas en contra de EEUU y su aliado Arabia Saudita.

Lo que sucede después ya todos lo sabemos… el 11-S. 

Intervención en Afganistán a partir del 11-S.

A partir de los atentados yihadistas del 11 de Septiembre de 2001, comienza una nueva era en las Relaciones Internacionales en la cual la lucha contra el terrorismo extremista y la necesidad de afianzar la seguridad internacional pasa a ser el principal asunto de EEUU y las demás potencias. 

No vamos a entrar en los detalles de como se dio la ocupación de Afganistán, lugar que debido al contexto largamente mencionado en este artículo se volvió una especie de santuario y campo de entrenamiento para grupos extremistas islámicos tales como Al Qaeda y que por ende fue el primer objetivo de EEUU y la coalición internacional. 

La intervención militar de Estados Unidos comenzó en octubre de 2001 y se la denominó “Operación Libertad Duradera”, la misma fue implacable y en dos meses los talibanes ya habían sido removidos del poder. En diciembre de ese mismo año se firmaron los acuerdos de Bonn, auspiciados por Naciones Unidas, con el objetivo de diseñar la estrategia que ayudaría a la reconstrucción del Estado afgano sin los talibanes.

La sociedad internacional en su conjunto avaló como nunca el derecho a legítima defensa por parte de Estados Unidos, y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en sus Resoluciones 1368 y 1373 inmediatamente posteriores a los atentados del 11-S apoyó también dicho concepto. Lo que se entiende es que éste (el Consejo de Seguridad) decidió avalar la legítima defensa y no intervenir inmediatamente bajo un mandato propio debido a que esto llevaría a tener que hacerlo bajo unos determinados parámetros que limitarían la actuación de Estados Unidos. Entendiendo que esto realmente fue así, y aunque la sociedad internacional en su conjunto y el Consejo de Seguridad (máximo órgano en la materia) lo hayan apoyado, desde mi punto de vista no se ajusta a los parámetros establecidos por el Derecho Internacional.  

La ocupación de las fuerzas internacionales en Afganistán tuvo 20 años de duración, en donde en un contexto de desconocimiento absoluto de la sociedad afgana se cometieron innumerables errores, aunque también se lograron concretar algunos avances debido a que la situación anterior, como ya hemos visto, era escalofriante. 

La idea, además de capturar a Osama bin Laden y de desarticular Al Qaeda, por supuesto, era reconstruir el estado y la nación afgana, democratizar el país bajo instituciones sólidas que garantizarán la paz, la seguridad y el respeto por los Derechos Humanos, así como la reconstrucción de su devastada economía. 

En este sentido, es posible destacar grandes equivocaciones por desconocer la conformación y las problemáticas internas de la sociedad afgana, generando que Afganistán sea un país absolutamente dependiente de la ayuda extranjera, no resolviendo el fondo de las dificultades económicas, no logrando que los afganos en su conjunto se hicieran cargo del proyecto y se apropiaran de esta construcción de un nuevo Afganistán. 

Uno de los grandes errores ha sido creer que los afganos no tienen sus propios valores y hasta desconocer que muchos de ellos detestan los valores occidentales. Las democracias liberales y la protección de los derechos humanos no es algo ideal en todo el mundo, de hecho muchas veces es la excepción.

Por otra parte, si bien EEUU impulsa la construcción del estado y la nación afgana, muchas veces en su ímpetu y verdadero interés por destruir a Al Qaeda y capturar a Bin Laden termina pactando con señores de la guerra, quitándole poder al propio estado que ellos mismos estaban impulsando y dinamitando una verdadera construcción sólida de la nación.

Tengamos en cuenta que hablamos de una economía destruida, tierras poco productivas, una infraestructura destrozada por interminables conflictos armados, un capital humano con capacidades mínimas (de los peores a nivel mundial) y de rivalidades étnicas ancestrales.

No nos olvidemos tampoco de qué Afganistán es considerado un narco estado, siendo el principal productor y exportador de opio del mundo (amapolas) debido a que el mismo es un cultivo resistente, de fácil cuidado y producción. Los campesinos no tienen mucha opción debido a la baja calidad de las tierras y a los destrozos que han sufrido por los conflictos. De esta situación se aprovechan redes de narcotraficantes, señores de la guerra, talibanes y hasta posiblemente el gobierno (cuando existía), generando grandes problemas de corrupción y desestabilizando aún más la región. 

Todo esto desencadena en 20 años de ocupación, miles de millones de dólares empleados y pocos objetivos cumplidos, sobre todo enfocándonos en la necesidad de construir instituciones sólidas, realmente duraderas y gestionadas por afganos como se había planteado desde el comienzo. 

Lamentablemente, en dónde podíamos decir que estaban los mayores avances (protección de los derechos humanos en general y de las mujeres y las niñas en particular) es justamente en el lugar que comienzan a encenderse las alarmas después del retiro de tropas del 2021 y la vuelta al poder de los talibanes. 

Tras 20 años de desgaste y el retiro de la coalición internacional, de algún modo volvemos a dónde todo comenzó… 

Retiro de tropas y vuelta al poder de los Talibanes. 

En primer lugar, es preciso señalar que los talibanes nunca fueron derrotados militarmente; en 2001, ante la ofensiva de Estados Unidos, se retiraron a sus aposentos en las montañas. De modo que, tras la partida de la coalición internacional, fue inmediata su aparición y vuelta a tomar el control del poder en el país. 

¿Qué podemos esperar a partir de ahora?

Para Josep Baqués, en los próximos años los talibanes se moderarán un poco (aunque no mucho) debido a que en el pasado (1996-2001) nos les fue del todo bien con su dogmatismo intransigente y porque contar con el reconocimiento internacional sería algo realmente importante. Según el autor y especialista en Afganistán, esta situación es muy similar a la sucedida luego de la retirada de las tropas soviéticas y el posterior gobierno pro-soviético. Sería algo así como reconocimiento internacional a cambio de no transformarse en un santuario para el terrorismo yihadista y de mantener cierto respeto sobre los derechos de las mujeres, las niñas y los derechos humanos en general. 

Por otra parte, desde la perspectiva de Baqués, podría darse nuevamente una guerra civil debido a las diferencias étnicas que ya conocemos (y sus cuentas pendientes) y a que a raíz de la intervención  extranjera la sociedad afgana “disfruto” de ciertos avances en cuantos a sus derechos y posibilidades que podrían llevarla a enfrentar al gobierno talibán en la actualidad. 

Más allá de estos análisis de posibilidades y especulaciones en cuanto al futuro, la realidad hoy indica (a un año de la vuelta al poder de los talibanes) graves retrocesos y extremas dificultades para la sociedad afgana. Una economía que continúa estando en una situación trágica (agravada tras el retiro de la intervención), con escasa infraestructura, capital humano y una terrible falta de posibilidades para que los afganos puedan construir un futuro mejor. 

A continuación les comparto algunos datos desde el Sistema de Naciones Unidas y algunas otras organizaciones de prestigio internacional que nos describen la terrible actualidad: 

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR):

Son 3 millones de personas desplazadas internas en Afganistán al 31 de diciembre de 2020 y 2,2 millones de personas afganas refugiadas que han sido registradas en Irán y Pakistán.

Tan solo en 2021, más de medio millón de personas han sido desplazadas dentro del país y el número de personas obligadas a huir continúa creciendo.

Programa Mundial de Alimentos (WFP): 

Con una población de unos 40 millones de habitantes, 22.8 millones se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda y 8,7 millones se enfrentan a niveles de emergencia de inseguridad alimentaria. Más de la mitad de la población del país vive por debajo del umbral de la pobreza , y la inseguridad alimentaria va en aumento, en gran parte debido al conflicto y la inseguridad que priva a comunidades enteras de oportunidades de subsistencia. 

Cada año, unas 250.000 personas en promedio se ven afectadas por una amplia gama de desastres ambientales, como inundaciones, sequías, avalanchas, deslizamientos de tierra y terremotos. El impacto de los desastres y la dependencia del agua de la lluvia o el deshielo limitan severamente la productividad del sector agrícola, que proporciona una fuente de ingresos para el 44 % de la población. 

Amnistía Internacional:

El conflicto de Afganistán dio un giro dramático con la retirada de todas las tropas internacionales, la caída del gobierno y la toma del país por los talibanes.

Durante la toma del país se desencadenó una oleada de homicidios de represalia, se produjo un brusco retroceso en los limitados avances logrados con respecto a los derechos de las mujeres y los talibanes recortaron sustancialmente los derechos a la libertad de reunión y de expresión.

La retirada definitiva de las tropas de Estados Unidos y la OTAN, que terminó el 31 de agosto, fue acompañada de una operación de evacuación. Desde el aeropuerto de Kabul, y en condiciones caóticas, se evacuó a unas 123.000 personas, entre las que se encontraban miles de ciudadanos afganos en peligro de sufrir represalias a manos de los talibanes.

Entre enero y diciembre, unas 682.031 personas quedaron desplazadas por los enfrentamientos armados, sumándose a los cuatro millones de personas ya desplazadas por el conflicto y por catástrofes naturales.

Human Rights Watch:

Los talibanes se apoderaron de Afganistán en agosto de 2021 e impusieron políticas que restringieron severamente los derechos básicos, en particular los de las mujeres y las niñas. Despidieron a todas las mujeres de los puestos de liderazgo en el servicio civil y prohibieron a las niñas en la mayoría de las provincias asistir a la escuela secundaria. Los decretos talibanes prohíben que las mujeres viajen a menos que vayan acompañadas de un pariente varón y exigen que se cubran los rostros de las mujeres en público, incluidas las presentadoras de noticias de televisión.

La economía afgana se derrumbó después de agosto de 2021, millones de personas perdieron sus salarios cuando EEUU, el Banco Mundial y otros donantes despojaron al Banco Central de Afganistán de sus activos extranjeros y acceso a asistencia financiera. Más del 90 % de la población afgana se enfrenta a una grave inseguridad alimentaria, junto con la falta de medicamentos y un aumento de las enfermedades relacionadas con la desnutrición.

Consideraciones finales.

Desde mi punto de vista, la cuestión afgana exige un especial pragmatismo con foco en resolver las problemáticas internas dentro de su compleja sociedad con grandes diferencias étnicas y religiosas, sobre todo haciendo frente a las dificultades que sufren determinados colectivos que requieren de particular protección. 

La prioridad debería estar en dotar al país de herramientas para construir una economía más estable, logrando generar empleo y brindándole mejores posibilidades a sus ciudadanos. También, será necesario que exista un contexto de paz, justicia y seguridad que permita a las personas (sobre todo a las mujeres y las niñas) vivir sin miedo, con la posibilidad de educarse y construir una nueva realidad en sus vidas.

En este sentido, el enfoque debería estar en generar este contexto de paz, seguridad y oportunidades, sin intentar transmitir valores que desde nuestra cultura consideramos como importantes o necesarios. Creo que llegó el momento de dejar de lado las cuestiones ideológicas idealistas y resolver de una vez por todas los desastres que siguen sucediendo en contextos como el de Afganistán. 

Mientras intentamos construir un estado que nos represente e impulsar la democracia, las niñas y las mujeres afganas siguen sufriendo las consecuencias de un nuevo gobierno talibán y del desastre humanitario en el que se encuentran luego de 20 años de ocupación sin éxito.

Además, seguramente como subraya Baqués, quienes hayan colaborado con dicha coalición internacional de buena fe y logren sobrevivir a la venganza de los talibanes, se encargarán de contarle a sus sucesores que no tienen que volver a confiar en los occidentales. 

«Las diferencias surgen y se acrecientan con la guerra, con el fracaso del Estado, los cambios demográficos y en las estructuras de poder de la sociedad afgana. También el fracaso de la justicia, la ley y el orden, es un conflicto entre la cultura de la impunidad, el clamor por la justicia y la rivalidad por los recursos limitados y el poder”.

Mohammad Masoom Stanekzai 

Fuentes:

BAQUÉS, J., “Afganistán… de tribus, naciones y Estados”, 20/08/2021, revista Global Strategy, 20 de Agosto del 2021. 

BAQUÉS, J., “Consecuencias geopolíticas e internas del fiasco afgano”, revista Global Strategy, 1ero de Septiembre del 2021.

BAQUÉS, J., “Afganistán… el retorno del mito del eterno retorno”, revista Global Strategy, 16 de Agosto del 2021.

BAQUÉS, J., “Geopolítica y Afganistán”, Podcast Histocast, 2017. 

BARGUÉS, P., “Veinte años de intervención internacional en Afganistán: contradicciones y lecciones aprendidas”, CIDOB, Noviembre 2021.

CIDOB, “Osama bin Laden”, Biografías de líderes políticos.

HUSSAIN, Z., “Pakistán: de aliado a amenaza”.

MASOOM STANEKZAI, M., “Los orígenes del conflicto”.

NÚÑEZ VILLAVERDE, J., “Arabia Saudí: un ejemplo estadounidense del límite de los valores”, Real Instituto Elcano, 4 de Marzo del 2021.

REINARES NESTARES, F., “El laberinto afgano”, Curso Internacional de Defensa, 25 de setiembre del 2009. 

Sitios web e informes: WFP, ACNUR, NNUU, HRW, Amnistía Internacional, BBC, La Vanguardia.

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