“Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”
Es la reconocida frase que según cuentan diversos testimonios se podía ver en el templo de Apolo, lugar con un gran valor mitológico, ubicado en la ciudad griega de Delfos y en donde se encontraba el oráculo que hacía alusión al nombre de esa misma ciudad.
Una frase y un concepto que fuera muy difundido por Sócrates, en el cual podríamos decir que se encierra una de las grandes bases de todo su pensamiento.
En la sala en la que se encontraba la sibila, que era la mujer entrenada para poder entregar el mensaje del oráculo, se hallaba la frase completa:
“Te advierto, quienquiera que fueres tú, que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Hombre (ser humano), conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.
Autoconocimiento.
Podemos definir al autoconocimiento como una de las formas más antiguas de intentar descubrir esa “verdad” de la que tanto se habla y que algunos tanto buscamos. Como nos han dicho grandes sabios a lo largo de la historia, la misma se encuentra en cada uno de nosotros y está disponible en todo momento; simplemente, deberemos tener el valor para intentar encontrarla y la sabiduría para poder comprenderla.
Desde mi punto de vista, el autoconocimiento es algo más complejo que una simple tarea a desarrollar, más bien es un estilo de vida o un interminable camino que recorrer. Cada uno de nosotros somos un mundo diferente en nosotros mismos, por lo tanto la clave estará en lograr comprendernos y aceptarnos, para a partir de ahí darnos cuenta de que es lo que nos funciona mejor a la hora de llevar adelante nuestras vidas.
Creo que no existen recetas mágicas para el autoconocimiento y el desarrollo personal, o quizás si, pero esas recetas seguramente serán únicas e irrepetibles para cada uno de nosotros.
Lo interesante (y mágico al mismo tiempo), estará en hacer el trabajo de indagar, de cuestionarnos, de enfrentarnos con nuestras propias sombras y miedos para intentar hacerlos conscientes, comprenderlos, y a partir de allí, aceptarlos.
Como bien destaca Erich Fromm, el arte de conocerse y trabajarse a uno mismo es una tarea que nos tendrá implicados en ella hasta el último día de nuestra existencia. No hay un lugar al cual llegar, sino un largo camino que recorrer.
Conocerse a uno mismo es una obra que jamás estará terminada; de hecho, hay quienes creen que las obras de arte nunca están terminadas sino que simplemente se detienen en lugares hermosos o en puntos de vista increíbles.
Conocerse a uno mismo por supuesto que también es sentirse vulnerable, es explorar nuestros más profundos miedos y oscuridades, es conocernos realmente sin dejar de observar aquellos lugares incómodos, más allá de la vergüenza o el rechazo que puedan generarnos. Al final, estar vivo de algún modo es ser vulnerable. Nos elevamos, arrodillándonos; conquistamos, entregándonos; y ganamos, renunciando.
También debo destacar que existen diversas formas de explorarse y de trabajarse a uno mismo, diferentes maneras de buscar los mismos objetivos o de transitar estos mismos senderos del autoconocimiento.
Entiendo que el secreto estará en encontrar aquellas herramientas que realmente tengan un sentido para mí, poniendo especial atención en no caer en un consumo desmedido de estas que las termine transformando en un modo diferente de evadirnos de nosotros mismos.
No se trata de hacer más cantidad, ni de someterse a cosas extraordinarias, sino más bien se trata de adquirir mas consciencia, de comprender y darle la justa medida a cada acto que realizamos, a cada cosa que vivimos o que sentimos. Se trata de permitirnos explorar, de atravesar los momentos que nos toque atravesar sin tener la necesidad de evadirnos, teniendo la valentía y sobre todo la templanza para poder transitarlos.
Comprender nuestras oscuridades, nuestras limitaciones y nuestras heridas, pero también nuestras habilidades, nuestras pasiones y nuestros sueños. En definitiva, ser nosotros mismos; aceptarnos, para desde ahí intentar mejorar esos aspectos en los cuales deseamos superarnos con el objetivo de vivir una vida según nuestras propias convicciones.
“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad… lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”.
Carl Gustav Jung
Inteligencia emocional.
Podemos decir que la histórica frase del Templo de Apolo sigue estando presente en conceptos tan conocidos y empleados en nuestros días como el de inteligencia emocional.
John Mayer junto a Peter Salovey formularon la teoría de la inteligencia emocional que ha sido popularizada por Daniel Goleman en su reconocido libro que lleva el título del referido concepto.
Para Goleman, <<conócete a ti mismo>> confirma la piedra angular de la inteligencia emocional y la misma es la conciencia de los propios sentimientos en el momento en que se experimentan.
Por su parte Mayer, en la misma linea sostiene que conciencia de uno mismo significa ser consciente de nuestro humor y también de nuestras ideas sobre ese humor.
Nuestras pasiones guían nuestro pensamiento y nuestros valores, pero es muy fácil que lo hagan mal debido a la intensidad, al momento en el que surgen nuestras emociones y de que forma se manifiestan.
En Ética a Nicómaco, Aristóteles realiza un increíble trabajo acerca de la ética, la virtud y la felicidad, haciendo énfasis durante toda su obra en la “justa medida» o el «termino medio” a la hora de aplicar cada uno de los conceptos a los que se refiere.
“Cuando las emociones son demasiado apagadas crean aburrimiento y distancia; cuando están fuera de control y son demasiado extremas y persistentes, se vuelven patológicas”.
Daniel Goleman
Trascender lo establecido.
Nos han educado (por no decir adoctrinado) de una forma preestablecida y prefabricada, adiestrándonos para vivir de una determinada forma según la cultura en la que hayamos nacido y las ideas aceptadas por la sociedad. Desarrollar nuestro pensamiento crítico en conjunto con una consciencia de nosotros mismos y nuestro entorno, impulsará la posibilidad de comprendernos, para desde allí aceptarnos, y en última instancia trabajar para intentar ser cada día una mejor versión de ese ser tan particular que realmente somos.
Seguramente este sea un camino difícil, ya que las presiones sociales, el “deber ser” y esas creencias que hemos recibido a través de nuestro entorno y el sistema educativo, serán grandes obstáculos que sortear para intentar conectarnos realmente con nuestro ser esencial, con nuestro verdadero “yo”, dejando de lado esa versión lavada de nosotros mismos que hemos conformado.
Es muy probable que te digan que estás loco por pensar que existe una manera diferente de vivir, una según tus propia esencia, según tu verdadero sentir. Como siempre, es una cuestión de perspectiva. Me niego a creer que hemos venido a trabajar para esta película que creamos entre todos, colaborando a seguir produciendo y consumiendo sin parar, buscando poder pagar nuestro costo de vida, avasallados de estímulos y sin cuestionarnos nada de lo que está sucediendo a nuestro al rededor.
Para mi, una locura es no hacer nada por frenar la destrucción que nos estamos haciendo los unos a los otros y a nuestro planeta, una locura es seguir produciendo y emitiendo gases a la atmósfera mientras las temperaturas siguen subiendo y la evidencia científica nos muestra que los daños ya son irreversibles. Una locura es que sigamos desperdiciando recursos día a día para hacer crecer los márgenes de las grandes compañías que operan alrededor del mundo y que generan que unas pocas personas sigan acumulando cada vez mas riquezas, mientras muchas otras viven en la extrema pobreza y mueren de hambre. ¿Cuál es el objetivo de todo esto?
La tarea más importante, la obra maestra de nuestra existencia, debería ser el conocernos y trabajarnos a nosotros mismos. ¿Qué podría ser más importantes que eso?
Seguramente, si todos hiciéramos este trabajo para vivir de forma más consciente y en conexión con nuestro verdadero propósito, con nuestra propia verdad, algunos de los grandes problemas que enfrentamos como humanidad podrían resolverse.
En el momento en que me comprendo a mí mismo, me acepto y trabajo para ser mi mejor versión, logro salir de mi para poder aceptar al otro y construir una comunidad más consciente. Dejar de competir y de acumular, para empezar a construir, colaborar y compartir.
Comprendernos para poder vivir según nuestras propias convicciones, para poder ser realmente nosotros mismos y no lo que otros creen que tenemos que ser.
“El autoconocimiento y el desarrollo personal son difíciles para la mayoría de las personas. Normalmente requieren mucho coraje y perseverancia”.
Abraham Maslow